Page 51 - El oído chamánico
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EL OÍDO CHAMÁNICO I Serge Pey / Patrick Quillier / Enrique Flores repetir las injurias blasfematorias que le encantaban a su padre, gritándolas frente a las montañas, que les devolvían palabras que los abrazaban de una especie de terror sagrado (La lengua de los perros / La langue des chiens: 40-43).38 Pero es su obra entera la que está atravesada por las ondas de choque de todo tipo de ecos. Si puede afirmar que los poetas son “testigos de viento y de gallos” (Los afiladores de cuchillos / Les aguisseurs de couteaux: 88), es que sus oídos son sensibles a todos los vaivenes del viento, que arrastra en todo sentido el polen fecundante de todos los ecos. No es posible dar cuenta fielmente aquí de todas las anotaciones pneumáticas (como diría Jankélévitch) de las que están saturados los poemas de Serge Pey. Dos, sin embargo, parecen particularmente representativas. La primera menciona uno de los secretos del cantaor de flamenco Pepe de Granada, explicando que su voz está a la escucha de los más mínimos ecos del mundo porque forma un circuito con el viento mismo, que no es concebido entonces como una entidad capaz de transmitir vibraciones sino porque también está dotada de capacidad de escucha: Pepe, en efecto, canta “el oído / agotado del viento” (Los afiladores de cuchillos / Les aguisseurs de couteaux: 49). Es entonces el viento mismo el que toma el camino del cantar humano, como si el cantor emitiera su voz dirigiéndola no 38 Véanse, en particular, las fórmulas iniciales y finales: “El eco es el arma de los niños”; “Mi boca es es únicamente un oído que ve y responde como un ojo que hubiera visto el porvenir”. 51