Page 49 - El oído chamánico
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 EL OÍDO CHAMÁNICO I Serge Pey / Patrick Quillier / Enrique Flores que se ha sabido recibir del peyote esa polifonía a la que él mismo tiene acceso y de la que él es, en consecuencia, el acceso privilegiado, no habrá necesidad de recurrir sistemáticamente a él para reiterar la experiencia. Esa escena inaugural, por ejemplo, consignada en Nierika —“Y hemos escuchado a los / árboles hablar entre / ellos”—,35 puede prolongarse, e incluso amplificarse, más tarde —“Los árboles aúllan en la noche” (Los afiladores de cuchillos / Les aguisseurs de couteaux: 198)—, como si el oído tuviera, a partir de entonces, el poder de captar sin dificultad todas las manifestaciones sonoras de los vegetales, articuladas o no). Se trata, en realidad, de hacerse portador —siempre, o por lo menos lo más frecuentemente posible— de una escucha chamánica, porque el lenguaje de las flores, como el del mundo, siempre está en acto: “Ecos resuenan en las flores, hay que saber escucharlos” (La dirección del granizo / La direction de la grêle). Del mismo modo, en nombre del principio de que las flores “suenan” (El niño arqueólogo / L’enfant archéologue: 47), cada planta, si es percibida como se merece, puede tener en ella alguna de las propiedades activas del peyote. En efecto, la labilidad de las sustancias que se reparten el mundo trae como consecuencia que la planta mágica no sólo pueda transformarse 35 “Canto del peyote” / “Chant du peyotl”. “Versión personal escrita a partir de cantos chamánicos de Hilario, Eusebio y Antonio, transmitidos por Fernando Benítez”. Huejuquilla, abril de 1989.  49 


































































































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