Page 40 - El oído chamánico
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Serie Adugo biri I 9 (Ahuc: poèmes stratégiques).23 Y añade: “Si definimos al lenguaje humano / así / a la manera de Jakobson / el hombre no tiene el privilegio / de esa diferencia / para diferenciarse de los animales”. Hay, entonces, una continuidad no solamente entre los difuntos y los vivos, sino también entre los animales, e incluso entre los reinos. Es por ello que es lícito elegir un tótem que sería más que un emblema: otro sí mismo, algo mejor que uno mismo, un principio que actúa en lo más íntimo de sí. Muchos tótems son posibles y Serge Pey no tiene reparos en adoptarlos uno a uno. Pero hay uno particularmente importante: un pájaro, de nuevo, pero cuyo canto no parece a priori poderse beneficiar del mismo análisis admirativo y generoso que el del carbonero, y sin embargo... Es un pájaro con una historia literaria intensa, en virtud de simbolismos singulares, inquietantes pero también maravillosos, que muchas culturas le han atribuido. Se trata del cuervo, del que un mito de los indios nabesnas, retomado por el poeta, dice que “es el más grande de los doctores-sueños. Le basta pensar y eso llega”. Dicho de otro modo, descubrimos que, si el cuervo es a menudo el pájaro de los poetas, de Poe a Paul Vincensini, pasando por Pessoa, Kafka o Artaud, es porque es un mago del pensamiento, un demiurgo en revuelta sobre una tierra demente. Los nabesnas, precisa Pey, “con el grito del gran cuervo / crearon el verbo de 23 Más precisamente, en “Gramática generativa” / “Grammaire générative”. 40  


































































































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