Page 32 - El oído chamánico
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Serie Adugo biri I 9 voz de la Flor / Escucha su música / Escucha su canto” (Benzi: 377). Benzi añade una nota tras el primer verso: “La música y las palabras (del peyote), que se escuchan tras haber tomado el jícuri, son la voz misma de los dioses. Hay que escucharlas atentamente para cumplir su voluntad y merecer su gracia...”14 Y Serge Pey constata: “Desde la roca en que / me siento / mis piernas no / caminan ya / y el peyote copia a / Nuipashikuri en / mis huesos / Y un canto venido de / afuera / canta en mi / boca abierta”... (Nierika).15 Hay una dimensión acusmática16 particularmente clara: a través de ese tipo de escucha, el poeta, a semejanza del chamán, se vuelve transmisor de una voz sin cuerpo e incluso sin realidad tangible, a la que le presta, como una caja de resonancia, su carne y la carne de su voz. A veces es una instancia desconocida la que se manifiesta así. Y un enigma se instaura, ensombrecido por una oscuridad intensificada: “Lentamente de su boda / de sombra otro habla en mí” (El niño arqueólogo / L’enfant archéologue: 18). A menos 14 Recordemos que jícuri es uno de los nombres del peyote. 15 “Canto del tercer peyote”, fechado en noviembre de 1985, en el que Pey retoma una leyenda huichola, la de Nuipashikuri, el espíritu “que ciega y emborracha a las mujeres”. 16 Sobre la noción de acúsmata (ruido o sonido cuya causa no se percibe y que puede por tanto ser imaginaria, alucinada o simplemente interiorizada), recordemos que constituye el título de dos poemas de Apollinaire, pero que fue teorizada, entre otros, por los padres de la Iglesia para designar la voz de los ángeles o la voz de Dios. 32