Page 27 - El oído chamánico
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EL OÍDO CHAMÁNICO I Serge Pey / Patrick Quillier / Enrique Flores silencio, a sus “frecuencias”, es como practicar un agujero en la materia para ver a través de ella y ver en ella, dicho de otro modo, para ubicarse del otro lado de las superficies, fundiéndose una en otra la visión y la audición: “Silencio. Vuelco. Oreja del ojo” (Los afiladores de cuchillos / Les aguisseurs des couteaux: 106). Ahora bien, en nombre del principio de amplificación que suele actuar durante la primera fase que sigue a la ingestión del peyote, del otro lado de las superficies se desencadenan a menudo fantásticos acontecimientos sonoros que vienen a conmocionar una escucha transfigurada: “El silencio es una bomba sobre las flores / El silencio es una bomba / que escurre gota a gota en nuestros lechos” (Cuervo definitivo / Corbeau définitif).7 Es justamente porque posee esa facultad de deflagración, sujeta a la oreja chamánica, que el silencio puede ser trabajado como una materia prima. Así, en Nierika, una instancia mítica primordial se define en función de su acción fundadora sobre el silencio: “Y escuché a Tatei / Atsinari / nuestra primera y / última madre / la descuartizadora / de silencio / que da / el ritmo que raya / lo visible negro”. El descuartizamiento del silencio engendra aquí el “ritmo”, pulsación que agujera las superficies para hacer oficio de revelación. Ahora bien, el gesto de la rayadura puede ser 7 El silencio debe incluirse así entre las “armas milagrosas” tan caras a Aimé Césaire, lo que le permite a Pey hablar, del mismo modo que para el puño, los instrumentos de percusión o el viento, de “golpe de silencio” (La mano y el cuchillo / La main et le couteau: 76). 27