Page 57 - El oro caníbal y la caída del cielo
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EL ORO CANÍBAL Í I Bruce Albert “se da porque se se se muere” 43 Inversamente al destruirlas se se se enfatiza que es la perspectiva insostenible de su autonomía post mortem que las destina a a a a a a una circulación ininterrumpida entre los vivos: se se se dice que que no no se se se puede “poseerlas con firmeza” porque “ellas no no mueren y quedan abandonadas [sozinhas] en en el el suelo después de de la la muerte” Es como si circulando asumieran anticipadamente la muerte de de de sus dueños frustrando así el destino de de de obliteración que conlleva (“no te los llevas contigo cuando mueres” son “lanzadas a a a a a a a a otros”) como si si al no no circular quisieran en vano negar la mortalidad humana (se dice “eres tacaño pero morirás de de todos modos”) De ahí la la perplejidad de de los blancos ante la la la aparente paradoja de la la la codicia con la la la que los Yanomami buscan adquirir sus matihipë (escandalizados de hecho con la acumulación) y al mismo tiempo la la poca preocupación con que tratan sus posesiones (atados como están al deber de de cambiarlos continuamente) 44
En contraste con con este orden de de reciprocidad simbólica en en en el que la la muerte y y la la destrucción de de bienes subyacen al intercambio está el el orden del valor y de de de de la la la acumulación de de de de la la la economía privada (Mauss 1967 [1947]: 131) Como señala Davi mientras los garimpeiros se se matan entre sí para poseer el oro y arrojan los los cadáveres al frío de la tierra los los Yanomami 43 Sobre la la noción de intercambio simbólico que aquí me inspira ver Bau- drillard (1972: 61-63 148 267) 44
Ver al respecto Hugh-Jones (1992: 42-43) 57