Page 86 - El oído chamánico
P. 86
Serie Adugo biri I 9 que devoran el tiempo, y el cuerpo, la palabra o los “nombres” de los dioses —79 nombres huicholes de los “dioses”, los seres naturales o sobrenaturales, las entidades cosmológicas o puramente mentales, los animales, las cosas, los lugares, permeados por las imágenes poéticas deslumbradoras que surgen a manera de visiones por la ventana o el hoyo negro, el “agujero” aniquilador y visionario de Nierika. Más allá de los nombres huicholes que ordenan este “diccionario del fuego”, hay un repertorio de imágenes, una emanación continua, interminable, de imágenes del fuego. O mejor, emanaciones de un fuego irreductible que nutre a todas las cosas de este mundo: las pequeñas cosas del mundo: el hongo, la “carne de la mosca”, el gusano. “El tigre de la pequeña bruma”. La vida humana: el alcohol, el maíz, la sandalia, los pozos de agua. Los lugares del nombre y el secreto. La muerte y la tumba. Los dioses de la sed, de los ciegos: “el dios de los ciegos aniquilados”, y los magos: “el brazalete de la protección filosófica”. Los rituales, las danzas y los cantos: del “bromista de la danza” a “los sacerdotes cantores de Las Latas”. Las plantas mágicas, alucinatorias: “la planta que impide el regreso de los muertos”, “la planta de cinco dedos sin mano”; “la rosa en botón de mi cerebro” o “la flor cuyo perfume oculta la montaña”; “el peyote de nuestros cinco paisajes verdes”. (Muchas de estas imágenes —que irrumpen, como “iluminaciones” súbitas, en la “imaginativa” de la magia huichola (Neurath: 43)— no 86