Fotografía: Fotografía: Leonardo Sotelo
Sitio: Cholula, Puebla
Fecha: 17/6/2017
Ellos se maravillaron terriblemente: mirábanse unos a otros, más encendidos que las brasas, y decían: “Éste es como nuestros dioses, que todo lo sabe; no hay para qué negárselo”. Y así confesaron luego que era verdad delante los embajadores, que estaban también allí. Apartó sin esto cuatro o cinco por sí, que no los oyesen aquellos mexicanos, y contaron todo el hecho de la traición desde su principio, y entonces dijo a los embajadores cómo aquellos de Chololla le querían matar, a inducimiento suyo, por parte de Moteczuma; mas que no lo creía, porque Moteczuma era su amigo y gran señor, y los grandes señores no solían mentir ni hacer traiciones, y que quería castigar aquellos bellacos traidores y fementidos. Pero que ellos no temiesen, que eran inviolables, como personas públicas y enviados de rey, a quien tenía de servir, y no enojar; y que era tal y tan bueno, que no mandaría así fea e infame cosa. Todo esto decía por no descompadrar con él hasta verse dentro de México. Mandó matar algunos de aquellos capitanes, y los demás dejó atados. Hizo disparar la escopeta, que era la seña, y arremetieron con gran ímpetu y enojo todos los españoles y sus amigos a los del pueblo. Hicieron como en el estrecho en que estaban, y en dos horas mataron seis mil y más. Mandó Cortés que no matasen niños ni mujeres. Pelearon cinco horas, porque, como estaban armados los del pueblo y las calles con barreras, tuvieron defensa. Quemaron todas las casas y torres que hacían resistencia. Echaron fuera toda la vecindad; quedaron tintos en sangre. No pisaban sino cuerpos muertos.
Historia de la conquista de México, Francisco López de Gomara