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Este repositorio tiene el objetivo de concentrar, de manera ordenada y sistemática, los resultados de la documentación en campo de
materiales orales en todas las lenguas habladas en México: no sólo el español y las lenguas que hablan los pueblos indígenas, sino también una serie abundante de
lenguas que se hablan en el mismo territorio como resultado de distintas migraciones. Su propósito es permitir la consulta de esos materiales no sólo a especialistas
de diversas disciplinas, sino también a las distintas comunidades en las que se documentaron.
El archivo de materiales sonoros, videográficos y textuales al que se puede acceder desde esta plataforma electrónica se ha construido colectivamente.
Reúne el trabajo de muchos documentadores que, por diversos motivos, se han encargado en distintos momentos de la historia de registrar las narraciones,
los cantos, los gestos y la memoria hablada de las personas en México. Pero también es una construcción colectiva porque sin todas esas voces y todas esas
personas este material no existiría.
Fragmentos aleatorios de Actos Comunicativos
del acto comunicativo: Entrevista a Esther Blanco Cervantes y Alfonso Cázares Moreno
Viviana Menocal
Viviana: Ora, ora ya ¿qué más?
Adela: Yo le iba a preguntar algo, pero si ya se cansó, si quiere…
Viviana: No, no me cansé, pero, a ver…
Adela: Es que yo le iba a preguntar, que nos contaba que eso le contaban sus abuelos, de lo de las trincheras, y le iba a decir: ¿qué más le contaban? ¿que si se acuerda algo más que le platicaran?
Viviana: Pos nomás eso me contaban, nomás eso contaban. Ahí, aquí pues sí vivía, pues, ¿cómo es que se llama?, no me acuerdo, pero ese vivió mucho tiempo aquí, por eso él hizo esa escuela [gesto], esas escuelas, pero ya estaba como esta casa [gesto], ya estaba cayendo, entonces tata Lazr, tata Lázaro volvió a rent… este, a renovar esas casas, mhm, y puso ya otra vez la madera y todo eso. Este, el templo era cuartel, éste. [mhm] Ahí era por este soldados, muchos soldados estaban aquí, por eso aquí mucho donde empezaron ya a sembrar, ahí, sal... salieron muchos arma, que habían enterrado ya ahí cuando, cuando se calmó ya todo eso, ahí lo enterraron armas, cuando hicieron ya el templo, ahí también en, había armas esque, así contaba ya mi abuelito, ahí también ahí sacaron armas, para arreglar el templo, era cuartel ese, [mhm], don ta ahora ya el templo. Esas escuelas, la grandota que está así [gesto] también hizo eso, él, pero volvió a arreglar cuando vino el señor Lárazo Cárdenas, él volvió a arreglar, porque ya estaba cayendo, pues, la madera, y pus ya era mucho tiempo ¿vea?, tons él volvió a arreglar. Ahora ya otra vez ya el que arregló Lárazaro Cárdenas ya volvió a, a, este, deshacer pues ya la, la madera, entons ahora ya vino el otro presidente, entons es arreglo, y otra vez, para que no se acaba pues, para que no se acaba. Por eso ya, ahí se queda ya la gente, áhi este, para llegar ahí, hay restauran ese.
Adela: Pos ahí nos estamos quedando, nosotros.
Lucía: mhm
Berenice Araceli Granados Vázquez
El huay también es persona, ese se convierte en perros, gatos, este, esos sí te matan, hay veces. Una vez fuimos a visitar las familias de mi hijo, allá en, porque allá agarró su esposa cerca de Carrillo Puerto, una vez entonces me dice:
--Papá, vamos a visitar mis suegros, me dice, allá viven, mi esposa que traigo vamos a ir visitarlos mañana, me dijo.
Entonces fuimos allá, llegamos con las familias, hicimos como tres días con ellos y volvimos, pero tienes que caminar. Pero esa época nos dio buena suerte, pues hay camión allá, ¿no? no caminamos, para ir sí caminamos, pero para regresar no. Entonces, igual salimos con un señor entonces, dice, salimos de allá, se nos gastó agua, y le digo al señor:
--Y este chan pueblito que está aquí, pues no hay nadie, le digo, no hay nadie.
--De antes está habitado, pero ahorita ya lo abandonaron, dice.
Nada más una soga así habían dejado, cualquiera persona que quiere tomar agua, solo jala el agua y lo toma, pero no hay personas, dice.
--¿Y dónde fueron las personas, dice?
--Pus lo dejaron porque hay un huay, pero ya lo mataron, dice, era una familia: la mujer y el esposo, la esposa y el esposo, dice, se convierten en huay y van a perjudicar las familias, dice.
--¿Pero pues qué le hace a las familias?
--Los comen, no, fíjese, dice, cuando llega el huay, si es mujer, empieza, ¿cómo se dice?, le, le, ¿cómo se dice esto?, le entra más el sueño y no despierta, entonces el huay como que es animal, dice, es gato o perro, empieza a lamer la muchacha. Son dos muchachitas, dice, una de quince años y otra de dieciocho años, dice, empieza a lamerlo, sin saber nada, ya cuando despierta ya, ya, este, ya lo lamió y se va el huay, así, así toda la noche así lo hace. Pues una vez, dice, fueron con un señor que siempre saca suerte, pero es abusado, dice, a veces dice la realidad, pues sacaron la suerte, decían que esas muchachas se van a morir ya, porque ya quedaron muy pálidas, sin sangre, muy flaquitas. Esos huay lo hacen, lamen. Si es varón, este, es la mujer, esa huay lo hace; si es, si son chamacas, el huay lo hace. Pues, este, le dicen al señor este:
--¿Saben?, dice , las chamacas se van a morir, solo si tiene secreto, porque esto esos huay lo hacen, huay lo lame, dice.
--¿Señor cómo lo vamos a hacer entonces?
--¿Saben?, dice, este del secreto, les voy a dar el secreto: vamos, les voy a dar la bala de la carabina, porque no cualquier bala puede utilizar eso, porque se es malo, ese es Diablo, esa persona, pues se, ¿cómo se dice?, se convierte en animal, ya va a practicar cosas malas, pero lo que sí, dice, tienen que espiarlo. Vas a poner su ropa de tu esposa al revés, dice, lo pones y te quedas a cuidarlo, es el secreto para que no te bote el sueño, entonces así hizo el señor.
Se prepararon entonces, se fue con su hijo, se fueron a espiar al señor. Como a las dos de la mañana vinieron estos huay, entraron allá, pues, confiados porque tenían el secreto así, y le dispararon, pues ese, su esposa del huay, pues apenas llegó en su casa y se murió. Ahora el señor ese no se murió porque nada más su pierna le quebraron, así. No se murió.
Entonces cuenta ese señor, allá hay en el mismo pueblo donde vivieron, dice, allá es donde está, donde fueron a visitar el pueblo, allá está el huay, pero la esposa del huay se murió, apenas llegó en su casa y se murió ella. Ahora el huay todavía está, vive allá, pero se quedó cojo, se quedó con su muleta hasta ahora. Pues sí vive ese señor, con su muleta anda, dicen que la huay no enterraron en el cementerio, en el panteón, sino que atrás del panteón lo enterraron, porque es mala, sí. Allá lo enterraron, así platicó el señor.
del acto comunicativo: "Cantando en los camiones, ya cualquier cosa la puedes hacer"
LAURA: ¿Más extrovertido? ¿Y generalmente qué géneros tocan o cuáles son las canciones que más les piden?
FRANCISCO: Romántico, si es para serenatas, pues romántico, boleros, también…
BRAULIO: Pus juntos somos, sí, canciones de tríos, por individual, pues yo soy más rockero [ah, okey, okey] y él es más romántico [risa].
FRANCISCO: Soy más bohemio, pero ahí nos acoplamos, pues, los dos [¿sí?].
del acto comunicativo: "Pero en la calle... es un escenario hasta peligroso"
Carlos Rojas Martínez
Y ha sido otra de las cosas de la música en la calle que, que, que a mí me ha, pues ha llenado este, eh, este espacio qu, que, que ahora parece que está muy de moda llenar, que es el de la participación ciudadana, ¿no? Y, y, y como, a veces se da tu opinión en una de la red social o algo, bueno, sí sirve, pero si vas a la calle y llamas la atención y luego, claro, esto, eh, o tiene un mensaje cuando alguien, eh, lo puede cantar, recitar, hay muchas banda que, que hace esto cuando estamos tocando, o simplemente con los carteles, no solo están los carteles, sino que la música es la banda sonora, el soundtrack de estos, de estos mensajes subliminales, ¿no? Y, y eso, eso ya lo, le quita un poco que sea solo mercenaria, que solo sea por el hueso, que es otra forma de decir, ¿no? Vas por el dinero, por el talón, buscando trabajo nada más, ¿no? Y, eh, la, la, la música, de callejera, como activismo, lo hace interesante.
Gregorio Campos (padre)
BERENICE: ¿Y de aquí de, de la Pacanda alguien se fue al encanto? ¿Alguien fue a hacer pacto o no?
GREGORIO: Pues como les conté pues el otro día que un señor [nomás el señor este, mjm]. Sí, estuvo esperando a su esposa, pero que no le tocó pues porque no le avi, ya no le avisó [ya no salió] [mjm, sí].
BERENICE: Nada más él.
GREGORIO: Sí.
SANTIAGO: ¿Por qué cree que ya no, que ya no hay?
GREGORIO: No, orita ya no, yo creo que porque ya pues este, antes, no había banco, por eso él, avisaba dinero [mjm, claro] todo ese dinero ya era pues y iba a pasar así como ahora, ahorita en el banco hay mucho dinero. Y que ellos así veían allí estar un señor en la mesa, estar escribiendo, así como en una oficina, [ajá] ey, así, así es [mjm]. Pero nomás una persona que juera porque también los chiquillos, un sobrino, me contaba que ellos andaban jugando allá en esa partesita [mjm] así esconderse [mjm] y que allí salió un señor grande, y que les dijo:
--Muchachos, ¿qué andan haciendo aquí?
Pero que traían una, traía una carabina, y que ellos se asust… él se asustó y se corrió [mjm], y que entonces lo llamaba:
--Ven, ven.
Él se corrió ya.
Berenice: Pues sí.
Gregorio: Así está [ajá] sí.